Pronto volveremos.

No lo pienso en grandes términos. No lo pienso demasiado. Siento, actúo… y observo. Siempre que planteo algo, creo que lo hago por las razones más válidas. Aunque sienta que pocos logren comprender, al final sé que lo comprenden.

Pronto volveremos. Aunque te resistas, logras sentir las razones. Las crees. Sin darte cuenta las practicas… e incluso respondes ante el estímulo de esta creencia.

Estamos creciendo juntos. Nos estamos moviendo hacia un mismo objetivo. Muchos ya se encontraban ahí, otros nunca lo imaginaron, y lo mejor de todo es que muchos más comienzan a vislumbrarlo: es un objetivo en común.

La comunidad está avanzando. No la sociedad, ni las clases ni las economías. La comunidad que somos y conformamos todos los que existimos en este periodo temporal nos estamos moviendo. El movimiento genera frecuencias, ondas, energía y magnetismo que a muchos nos jala, y muchos jalamos a los que vienen detrás. 

Curioso pensar en términos de volver, cuando en realidad lo que sucede es que nos vamos. Nos estamos trasladando, para al mismo tiempo volver. Queremos volver, queremos rutina, queremos hábitos… lo tendremos, pero no será igual. No será al mismo espacio donde nos encontrábamos. Pero volveremos a un lugar donde auténticamente nos hemos sentido seguros y en paz.

Nadie va a regresar a donde estamos volviendo siendo los mismos. Hay crecimiento donde hubo temor. Hay respuestas donde hubieron dudas. No somos los mismos, sin embargo pensamos en términos de “regresar” en vez de “avanzar”; probablemente esa es la lección. Cuando aprendamos que la base del desarrollo es a prueba y error, comprenderemos que lo que realmente estamos haciendo es entender, en lo más profundo de nosotros, que esto es una prueba que viene después de un grandísimo y hasta casi perfecto “gran error”. Sigue avance, aprendizaje. 

Para aprender, hay que desaprender. Tuvimos que dejar el lugar en donde estábamos, para volver a donde de verdad éramos nosotros mismos, y hemos querido todo este tiempo estar.